He de admitir que, si no contara
como uno de los requisitos del reto que me propuse a principios de año, es muy probable que no
hubiera empezado a leer este libro. Es lo que me pasa siempre, veo libros que
me interesan pero, como no me corren tanta prisa como otros, nunca encuentro el
momento adecuado y los acabo postergando hasta el fin de los días. Por eso (y por lo interesante
que me ha resultado este tipo de lectura, como se puede ver en la nota favorable)
voy a animarme a descubrir más libros de este tipo, al menos uno cada año.
Supongo que sabréis quién es Malala, por si acaso os aclaro
a grandes rasgos que es una activista pakistaní que aboga por el derecho a la
educación de las niñas en su país. En 2012 un talibán trató de asesinarla
disparándole en la cara, pero se recuperó y, desde entonces, ha intensificado su
activismo. En 2013 fue la persona más joven nominada al premio Nobel de la Paz
y al año siguiente lo ganó junto con Kailash Satyarthi.
Si os habéis quedado con ganas de
saber más, os recomiendo que leáis este libro, en el que Malala nos habla de su
día a día como una joven estudiante. Aparte de las riñas con sus amigas y la
rivalidad con las compañeras de clase, nos encontraremos con la agitación de un
país que ve cómo sus políticos sólo piensan en sí mismos y no en sus habitantes,
la incipiente dominación de partidos políticos extremadamente religiosos y la
repercusión que esto tiene en los ciudadanos. Pero también conoceremos la
oposición de muchos hombres y mujeres que desafían a estos fanatismos y
arriesgan sus vidas simplemente por el hecho de no callarse.
Malala, tanto como su padre Ziauddin,
es una de estas personas que no teme alzar su voz para expresar su disconformidad.
Empuña su bolígrafo y sus libros como armas contra la radicalización y aboga
siempre que tiene ocasión por la importancia de la educación de las jóvenes
pakistaníes, que son las principales damnificadas con el auge de los talibanes.
«Tomemos nuestros libros y nuestros lápices —dije—. Son nuestras armas más poderosas. Un niño, un maestro, un libro y un lápiz pueden cambiar el mundo»
Lo que más agradezco de haber
leído este libro es lo que me ha
enseñado, no sólo de Malala, sino de un país que solamente conocía por las
noticias que aparecían en los medios de comunicación. Hasta ahora me había
quedado con la parte de los atentados a escuelas, las flagelaciones en público
y el terrorismo talibán. Pero ahora además he aprendido cómo afecta el hecho de
que los políticos de una nación sean los que dan la imagen de todo su país, y
lo que supone cuando éstos son una panda de corruptos *ejemspainisdifferentejem*
que se dedican a desviar a sus propias sacas el dinero que reciben para ayudas.
En definitiva, que esta ha sido
una de las lecturas más valiosas de todo el año. A ver si me espabilo y tomo
nota de lo que me deja tan buen sabor de boca (en el sentido de aprendizaje, no
de que lo que cuente sea bonito) y me animo a profundizar en temas en los que
aún soy una ignorante de la vida. Por cierto, ¿os imagináis la imagen que
daremos nosotros como nación teniendo a Rajoy como representante? 🤔

No hay comentarios :
Publicar un comentario
Muchas gracias por comentar de manera constructiva y respetuosa : )
¡Estoy deseando leerte!